martes, 14 de junio de 2016

Lo difícil de caminar

Me cuesta tomar decisiones, es para mí casi una batalla gigantesca contra el dragón mas oscuro que existe. Odio tomarlas, me superan, no soy capaz de hacerlo sin detenerme a analizar cada "y si...", sin poner en la balanza cada sentimiento, cada pensamiento, cada fibra de mi cuerpo. Me cuesta, me lleva tiempo, me lleva horas de sueño y sueños de pesadilla. Lo gracioso es que, en mi vida cotidiana, tomo decisiones asiduamente, a la velocidad de un rayo, apuesto todo a la decisión tomada y la defiendo con capa y espada... En mi vida privada y personal... bueno, ahí es otro el cantar. Es en éste ámbito de la vida donde me cuesta lo que no está escrito tomar una decisión, quizá porque siento que hay mucho más en juego, o porque pongo en consideración el daño que puedo hacerle a alguien que me importa con la determinación que asuma, no sólo para mi, sino para ambos.
Las decisiones son unipersonales, afectan a ambos, pero las toma uno, ya sea por su propio bien o por el de quienes nos rodean, pero acá no hay consensos. La decisión se toma, arrasando con ella todo lo construido o estableciendo nuevas bases para el siguiente tramo de edificación. Como sea, es personal, yace en cada quien y sólo quien la toma la carga sobre sus hombros...
Finalmente salgo de la bifurcación, finalmente, y después de un tiempo largo y prudencial, he tomado la decisión que, a mi entender, es la mejor en este momento, con esta persona, respecto a esta parte de mi vida. Dejo atrás muchas cosas, dejo parte de mi con él, dejo todo lo entregado porque le pertenece y no lo quiero conmigo... No me siento nueva, ni entera, ni fuerte, ni curada, ni a salvo. Todo lo contrario! Me siento horriblemente vulnerable, desprotegida, sin armaduras que me defiendan de lo que me rodea. Siento que estoy desnuda, levantando las primeras murallas que me permitan reestablecer mi zona segura, que me falta mucho tiempo, trabajo y esfuerzo para considerarlas mas o menos una defensa real... Estoy así, expuesta a las intemperies de la vida, con el alma magullada por los golpes y con heridas abiertas que no parecen próximas a sanar... Con el tiempo las heridas desaparecen, quedan las cicatrices que nos muestran que en algún momento hemos vivido... pero faltan las fuerzas, hoy no las tengo y no sé de donde sacarlas, y escribo pensando que, tal vez, con un poco de catársis, poniendo lo que siento en palabras, mi fortaleza saldrá de a poco a la luz, tímida, hastiada y minúscula, pero de a poco iré haciéndola crecer, enraizar, brotar y alzarse al cielo cual Baobab...

Salí de la bifurcación, me queda el largo esfuerzo de seguir caminando...

Saludos y gracias...

dharma

1 comentario:

  1. Te entiendo a la perfección. Es muy difícil.

    Te cuento mi caso. No pretendo servir de ejemplo porque cada uno es como es y las circunstancias y las personas que nos rodean son únicas. Nunca sirve la experiencia de otros. Escribo solamente es para que sientas que no estás sola en este tipo de encrucijadas.

    Estuve casado casi tres décadas con una persona excelente.

    Durante muchos años le dimos vuelta a la idea de separarnos. Ella me quería y yo la quería, pero no estábamos bien juntos. Fuimos un gran equipo, nos cuidábamos mucho y uno velaba por el otro, pero ninguno de los dos estábamos dispuestos a ceder. No era capricho, en mi caso había claudicado en muchos aspectos de mi vida y no podía seguir cediendo. No podía. No era no querer, era no poder. Finalmente tuve que ser yo quien tomó la decisión, pero a los fines del sufrimiento y la incertidumbre hubiese sido igual que la hubiese tomado ella.

    Tomar esa decisión fue terrible. Por un lado estaban los miedos y las culpas y por el otro la moralidad. Los miedos y las culpas son cosa del ego, la moralidad es más del espíritu. Uno necesita creer que lo que decide es moral, quiero decir que está bien, que es lo que corresponde. Esa certeza, o media certeza, es lo que permite aguantar los miedo y sobrellevar las culpas.

    Uno no quiere lastimar pero, a mi manera de ver, a veces se lastima mucho más si no se hace lo que se debe. Además, son muy pocas las decisiones que son irreversibles. Creo que hay ciertas cosas que son como deben ser. No se trata de destino ni de Karma, sino de simple lógica humana.

    No sé que decirte. Ojalá vaya todo bien.
    Un beso grande

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