domingo, 20 de diciembre de 2015

Relegadas...

He vuelto a participar de foros, chats y demás sitios de interacción virtuales, también he tenido mis habituales encuentros con otros BDSMeros que son afines o cercanos a mi manera de vivirlo. Pero me he quedado con una sensación horrible respecto al "rumbo" que está tomando el BDSM en este último tiempo.

La invasión de kinsters en nuestro mundo es por todos conocida, parece que el boom de grey y toda su novela rosa ha hecho mella en la forma menos esperada, ya que se ha desatado un "libertinaje" que toma al BDSM como un condimento más para encuentros ocasionales con seres ocasionales y desechables, sólo aptos para dispensarnos todo el placer posible durante el tiempo que pasamos "sesionando" y, apenas llegue un postor mas apropiado, novedoso y pervertido que el anterior, será enviado a las filas de BDSMeros desocupados. He visto esto y me puse a pensar... Dónde estamos paradas las sumisas? En qué momento la sumisión ha quedado relegada por el sometimiento físico de una mujer? Cúando y cómo ha pasado esto? No tengo respuestas, sólo las preguntas que dan vueltas en mi cabeza una y mil veces, sin llegar a una conclusión que me satisfaga.

Las kinkys han invadido la escena BDSM, someter un cuerpo es más simple que someter a un ser completo, con pensamientos y sentimientos, y lamentablemente muchos se han "prendido" en ese juego, confundiendo y desdibujando los límites que separan sumisión de sometimiento, entrega incondicional de sexo desenfrenado, servicio de servilismo. Supongo, o mejor dicho espero, que en algún momento seamos capaces de detenernos a pensar que quien se somete, domina, porque usa el deseo del otro sobre su cuerpo para manipularlo y obtener de el otro lo que quiere.

Y vuelvo a una de mis preguntas: Dónde estamos las sumisas? En mi caso estoy en mi rincón solitario mirando como todo se va al garete, siendo espectadora de la prevalescencia del cuerpo sobre la entrega, pensando que cada vez estoy más lejos de la comunidad que conocí y del BDSM (ahora utópico para muchos) que he practicado y vivido. Y me siento un dinosaurio rodeado de mamíferos que no ven que el mundo alguna vez fue diferente, que se han dejado enviciar por esta masificación de un estilo de vida, hasta convertirlo en un juego practicable "ATP", sin importar la seguridad, la sensatez o lo consensuado de lo que hacen, porque cualquiera que "coge duro", usa sogas, da un par de chirlos y ordena con voz fuerte es Dominante, así como cualquiera que presta su cuerpo, se deja atar, responde "si, Señor" y baja su mirada es sumisa.

Estoy relegada, me siento el último orejón del tarro, desechada por "pasada de moda" y siento que aquellos que se hacen llamar "Dominantes" priorizan tener cuerpos accesibles, con quienes practicar juegos, a sumisas que se entregan, por el simple hecho de que las sumisas son más "complicadas" de doblegar, porque no entregan su voluntad al primer movimiento ni ofrecen su servicio a cualquiera con un nick en mayúsculas.

Al final sigo sin entender, pero tengo la esperanza de que el mundo BDSM vuelva a sus raíces y pondere correctamente a cada ser por su capacidad de entregar algo mas que el cuerpo.

Saludos y gracias por leerme,

dharma